8 y 16 maravedís segovianos de 1661

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En esta primera entrada del blog, he decidido presentaros dos monedas. Se trata de un 8 y un 16 maravedís acuñados en Segovia en 1661, dos ejemplares de una serie muy popular entre los coleccionistas: las monedas de busto de Felipe IV.

Datos técnicos

ReinadoFelipe IVAño1661
Valor16 maravedísPeso3,71 g
CecaSegoviaDiámetro27 mm

Datos técnicos

ReinadoFelipe IVAño1661
Valor8 maravedísPeso1,87 g
CecaSegoviaDiámetro19 mm

Apunte histórico

Las dos piezas que presento hoy deben enmarcarse a finales del reinado de Felipe IV, que accedió al trono en 1621 y falleció en 1665. Los primeros años como monarca estuvieron marcados por la fuerte influencia política que ejercía su valido, el Conde-duque de Olivares, la Guerra de los Treinta Años y la sublevación de Cataluña, que desembocaría en la Guerra dels Segadors. Estos hechos, unidos a la política de gasto que mantenía la Corona, produjeron una constante crisis económica durante prácticamente todo el siglo XVII, crisis que movió importantes y frecuentes reformas monetarias, que hacían variar el valor de las monedas circulantes de un día para otro.

A modo de ejemplo, se resellaron monedas de cobre en 1603, 1636, 1641, 1651, 1654 y 1658. Apréciese que a medida que nos acercamos a 1660, se reduce el lapso de tiempo entre un resello y otro. Así, entre los dos primeros median unos treinta años, y entre los dos últimos tan solo cuatro. En muchos casos, esta constituía una forma encubierta de recaudar impuestos.

El panorama económico era, sencillamente, caótico y desastroso. A eso debemos añadir que en los bolsillos de cualquier persona habían monedas falsas, que inundaban el mercado.

Con un aparente ánimo de restaurar la calma en el sistema monetario, por orden de 29 de octubre de 1660, se manda labrar una nueva moneda de vellón. Recordemos que las últimas emisiones que se habían acuñado eran de cobre sin liga de plata. Esta nueva moneda llevaría un 7% de metal argénteo, cosa que hacía difícil distinguir a simple vista si la moneda llevaba, o no, plata. En un primer momento, esta serie se acuñó a martillo en todas las cecas, excepto Segovia, que contaba con suficiente capacidad técnica como para producir moneda a molino. Estos hechos produjeron que la falsificación de la nueva serie fuese un negocio muy lucrativo, porque mientras la Hacienda se embolsaba un 200% de ganancia sobre el coste del metal, los falsificadores, que no añadían plata, ganaban alrededor de un 1.400% (datos que han sido extraídos de “Las acuñaciones de moneda en Segovia”, de Glenn Murray).

Para frenar la gran cantidad de moneda falsa que se estaba introduciendo en el mercado, en 1661 se prohibieron las labores a martillo y las cecas se dotaron con las tecnologías necesarias para producir moneda a molino. Ahora bien, desde hacía bastantes años se producían en la casa de la moneda de Barcelona acuñaciones con ese sistema, y la picaresca hizo surgir desde entonces sistemas caseros, algunos más rudimentarios, otros más sofisticados, para la producción de moneda falsa a molino. Lo lucrativo de la falsificación y los numerosos inventos que surgieron convierten esta serie en la más falsificada de la numismática española, por lo que se alzó como el gran fiasco de la política monetaria de Felipe IV, que culminó con el cese de esta emisión en 1664, tan solo 4 años después de iniciarse. Ahora bien, las técnicas de producción que se introdujeron en las diferentes cecas y el volumen de acuñación que se manejó, han hecho posible que en nuestras manos podamos tener ejemplares bien acuñados, bonitos y cargados de historia.

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